sábado, 3 de septiembre de 2011

Tercera posición - Braden Nadal

Buenas tardes/buenas noches, les dejo mi más reciente creación musical. En base a un tema completamente detestable, me surgió una letra perónica.




Ay... ay ay ay ay
Tercerá posición, tercerá posición, tercerá posición uouo
Ay... ay ay ay ay
Tercerá posición, tercerá posición, tercerá posición uouo

No soy yanki, ni marxista
yo soy peronista...
Y si no te gusta, vos sos un gorila.

¿Qué voy a hacer, qué voy a hacer?
Con aquel que es burgués.
¿Qué voy a hacer, qué voy a hacer?
Quemaré el Jockey como la otra vez...

Si hay que cantar por Evita, yo canto
Si hay que marchar por la lucha, yo marcho
Si hay que gritar con el alma, yo grito
...porque Gardel para mí es argentino.

Si hay que cantar por Evita, yo canto
Si hay que marchar por la lucha, yo marcho
Si hay que gritar con el alma, yo grito
...solamente le dan chori a mi vecino.

Estoy con Eva, eso lo sé bien
(porque mi apoyo siempre será fiel).
Estoy con Eva, eso lo sé bien
y los contreras con rabia me ven.

Estoy con Eva, eso lo sé bien
(porque mi apoyo siempre será fiel).
Estoy con Eva, eso lo sé bien
y con Espejo de la CGT.

Ay... ay ay ay ay
Tercerá posición, tercerá posición, tercerá posición uouo
Ay... ay ay ay ay
Tercerá posición, tercerá posición, tercerá posición uouo

Perón es mucho, pero no todo
(yo sin Evita acá me inmolo)
Perón es mucho, pero no todo
lo banco a Cooke y al gran Rodolfo.

Perón es mucho, pero no todo
(yo sin Evita acá me inmolo).

Perón sí sí, un chori eh eh...
Daleee...

No soy yanki, ni marxista
yo soy peronista... (y repite).


 (¡¡Si van a comentar, no me castiguen tanto!! Sean piadosos, vean la hora y día en que lo hice...)

lunes, 8 de agosto de 2011

¿Hay horarios?

Una de la mañana del viernes (o del sábado para los exquisitos que dicen que el día cambia cuando se pasan las 12 de la noche; no jodan, los días así se toman en cumpleaños, navidad y año nuevo nada más). Tengo hambre (sí, cené pero sigo teniendo hambre). ¿Cocino o es muy tarde para cocinarme algo? (aclaremos: cocinar en mi caso no es hacer ravioles con alguna salsa elaborada -y aclaro más, una salsa elaborada en mi idioma sería de esas que ya fueron hechas por alguna empresa multinacional- ni tampoco hacer un pollo al verdeo; nada de eso, cocinar para mi es hacer salchichas o una milanga). ¿Por qué hay horarios para todo? A las 9-10 se come; a las 11-12 empiezo a ir de un lado para otro para ver si se sale (recordemos que es viernes); a la 1-2 estoy haciendo una fila para entrar a un lugar a escuchar el tan preciado reggaeton; a las 3-4 ya estoy de brazos cruzados porque no me cabe para nada el lugar o, si hubo alguna ingesta de alcohol, estoy moviendo la cabeza y danzando kuduramente (era en portugués al final), etc...etc...

   Pasó el tiempo. Me había quedado pensando en las rutinas. Son la 1.30

   Basta de pensar. Acción: me voy a cocinar. Abro el freezer (traducción: Free=libre zer=José de Zer=Periodista; Freezer = Periodismo libre = ¿Clarín?). Retomo. Abro el freezer (o clarín), no hay nada (que redundancia) que pueda manejar. La concha de la lora, pienso. Veo a chester (mi perro). No, no lo voy a cocinar. Requiere mucha elaboración. ¿Hay galletitas? No. La concha de la lora. Voy a mi habitación haber si hay alguna sobra de galletitas. No hay. Veo una rata (¿o fue mi imaginación?). No, requiere mucha elaboración. Veo la cama. La concha de la lora, tengo hambre no quiero dormir. Son 1.45 del viernes (o sábado para que no rompan las pelotas). ¿Por qué el chino cierra a las 22? Me cago en el que inventó los horarios para todo. Veo a Chester (mi perro). Algun día se va a morir. Pero no. No me lo voy a comer. Voy a la computadora. Les digo (o escribo, para los que viven corrigiendo) a algunas personas (¿son personas?) que tengo hambre. Una me habla de un chocolate capitalísticamente aireado (¿un chocolate aireado? ¡El futuro llegó hace rato, nos venden hasta el aire!). Andate a cagar. No, yo no puedo cagar porque no comí nada. Pienso: tengo hambre. Mi estómago piensa en las galletitas de la tarde (¿por qué terminé el paquete?). Prendo la tele. Paso dos canales. Uno es Crónica: "Denunciaron a kioskero por varios casos de abuso sexual. Quemaron la casa y el auto de supuesto acusado". La concha de la lora, acá no hay un puto kiosko abierto. Si viviera en Moscú, en este momento serían las 8.55 de la mañana y todo estaría abierto. ¿Tendré hambre a esa hora todavía? Si viviera en Moscú, ¿serían las 8.55 o la 1.55? Si muero a la 1.55 de acá, ¿habré vivido siete horas más para los moscovitas? Tengo hambre. ¿No es que con hambre no se puede pensar? La concha de la lora. Ni con hambre se me va esta vocecita de la cabeza. Voy a la heladera. Qué pelotudo, antes fui al freezer (o al clarín, para los quisquillosos) directamente. ¿Dónde están los danettes que compraron ayer? Hay huevos en la puerta. ¿Fritos o pasados por agua? Qué pregunta pelotuda, digna de la que se le hace al emo de Capussotto. ¡¡¡Voy a comer, la concha de la lora!!!
   ¿Te di hambre? Seguramente no, lo único que te da hambre son esos afiches que muestran una hamburguesa gigante. Pero igual, ojo, fijate la hora antes de comer.

jueves, 4 de agosto de 2011

Esas lindas melodías de verano (...de otoño, invierno y primavera también)

    Y llegó el momento que nadie esperaba. Después de arduas discusiones internas, me asquea presentar un recorrido por el tan preciado reggaeton. con sus letras profundas, su música que nos llega al corazón, nos toca la razón y nos completa el espíritu. Sin más preámbulos, he aquí un análisis nada serio de las letras reggaetonísticas que invaden (o invadieron) la noche capitalina.

Danza kuduro


    Como no podía ser de otra manera empiezo con este tema. Tardé seis meses en entender qué  decía la canción, lo cual denota lo poco que sé de reggaeton dado que se lo puede leer bien clarito en el título. Claro, si hubiera escuchado al menos una vez en mi casa esa canción, leía el título y listo, pero en el bolichongo se complica. Pensé que decía algo de duro, como darle duro a algo o alguien. No era tan descabellado lo que pensaba teniendo en cuenta las metáforas que se usan habitualmente en este campo musical. Y si con lo anterior sonrieron y pensaron "ja, qué ignorante", significa que ustedes tampoco saben lo que significa 'kuduro' -¡ja! Ignorantes-. Bueno, rápidamente wikipedia nos da la respuesta -si, lo busqué-: etimológicamente del portugués cu duro, que literalmente significa culo duro. Así, se entiende que la palabra Kuduro viene de algún brasilero medio mamado y no de un japonés como llegué a pensar en el primer momento que tuve contacto con dicha palabra. Hasta llegué a preguntarle a una oriental en un mercadito cuando estaba esperando que me diera el vuelto de unos Jorgito de mousse de chocolate -los gloriosos del paquete violeta- pero se me rió en la cara y dijo "gacia gacia" mientras, seguramente, pensaba "este es al pelotudo que le encajamos las saladix vencidas".

    Pero la canción no dice incesantemente "danza kuduro" nada más, como sí sucede con el de Brabara Straisand. Así que tenemos otras cosas para analizar:

Con las manos arriba cintura sola
Da media vuelta y sacude duro
No te quites ahora que esto solo empieza
Mueve la cabeza y sacude duro


    Interesante es poco para describir lo que despierta esta canción. Primero el muchacho nos canta "las mano' arriba", ¿en qué contexto te dicen "arriba las manos"? Dos opciones: o te están robando o te agarró la cana. Bueno, cualquiera de las dos puede ser aplicable al caso: yo como consumidor de esta canción me siento robado y el muchacho que canta nos informa que nos está estafando, que no es nada nuevo lo que nos ofrece. Y también puede que se cante desde la perspectiva de un cana que ordena a los receptores de la canción que levanten las manos; si sos inocente no las vas a levantar porque supuestamente sos como el rehén en la situación, pero se ve que hay muchos chorros, o cómplices al menos, porque en los boliches una gran cantidad de gente levanta las manos en ese momento. Pero Don Omar -lo googlé, qué se piensan- no nos dice nada más que levantemos las manos, agrega: cintura sola. ¿Sola con respecto a qué? Vaya uno a saber. Así como el Indio es nacionalmente conocido como el hombre de las canciones inentedibles por sus metáforas engorrosas, Don Omar podría ser catalogado de la misma manera.

    El tema sigue y nos ordena que demos media vuelta y que sacudamos duro. En este momento, en el emporio del reggaeton se observan unas cientos de personas haciendo lo que les dice el tema, entre risas y sonrisas, con un vaso en una mano y con la otra haciendo un ademán sexual a la morocha más próxima, mientras hace la mímica de lo que se canta -"sacude duro"-. La morocha, como no puede ser de otra manera, responde fijando la mirada en otro sitio mientras le dice a su amiguita del alma: "mirá a ese pelotudo" (para más información al respecto ver El que canta a la chica mientras baila de Peter Capusotto).

Mala conducta


    Siguiendo con este análisis de la música contemporánea, nos encontramos con Mala conducta y sin mucha introducción, les presento el principio del tema:

Es problematica, poco maniatica
perreandome es la unica,
tiene su tactica
la tipa es solida, le gusta el loli pop
sin negacion romantica, una lunatica


    Antes que nada quiero ponerme de pie, como si fuera un acto de la secundaria cuando entra la bandera, y aplaudir -en mi colegio a la bandera se la recibía y se la despedía en silencio, desconozco el motivo-. Sí, debo aplaudir porque el término "PERREÁNDOME" creo que no tiene comparación alguna. Pensé que Capusotto con su "simulador de perreo" estaba jodiendo, que no existía el 'perreo'. ¡Qué equivocado estaba! Otra aclaración de esta primera estrofa: si no termina en 'atica' no va en el tema. Así que no importa lo que quiero comunicarle al mundo, lo único que es relevante es que rime todo, absolutamente todo, aunque no tenga sentido, total ¿quién se va a poner a pensar si digo "le gusta el loli pop sin negación romántica"? ¡¡¡Pero qué carajo signifca "sin negación romántica"!!!
    Y ahora vamos a lo mejor:

Yo quiero azotarte, domarte
pero lo malo es que te gusta..
castigarte por tu mala conducta,
castigarte por tu mala conducta.


    Ahora no es "-atica", es "-arte" y "-uta" (en las gloriosas épocas de la cumbia villera si decía que había rimas con -uta, era fija que decía puta, pero el reggaeton es medio mariconeta).  Igualmente la rima fácil no es el principal problema. Yo quiero azotarte, domarte, golpearte, nalgearte y hacerte mierda, evidentemente soy un sadomasoquista. Pero un sadomasoquista medio extraño porque noto que a vos te gusta que te maltrate, y no me gusta nada que te guste lo que hago. ¡Yo quiero hacerte goma pero no para que disfrutes! "Yo quiero azotarte, domarte pero lo malo es que te gusta". ¿Cómo que es algo malo, hermano? ¿No querés que le guste lo que hacés? Porque acordate que perreandote es la única, eh.

Ella se derrite como en tu paladar el chocolate
le fascina que en la cama la machuque con el bate
le gusta que la maltrate y en son con el bate
que la amarre y la desbarate.


    ¡¡¡Qué decir de ese primer renglón!!! ¡¡¡Qué analogía!!! A la mierda con imaginar a la gente viviendo en paz, sin religiones ni países que la separen! ¡No me vengas con John Lennon! ¡Esto es poesía musical! El tema continúa después de tan magestruosa comparación y se ve que el beatle del reggaeton pensó: "´¿y qué rima con chocolate?" y viendo un capítulo de Hey Arnold obtuvo la respuesta: "bate". Se ve que fue con Calamaro al mismo taller de lírica...
    Lo "bueno" de esta canción es que, a diferencia de la que os presentaré a continuación, tiene muchas estrofas lo que hace que en el boliche suene como diez minutos -como cualquier canción- pero sean estrofas diferentes. Distinto es el que ahora les presento...

Mujer yo te amo


    Si me piden que lo defina en una palabra, es esta: insoportable. In-so-por-ta-ble. Tres estrofas de rima que cualquiera puede hacer, con un tipo que canta con ganas de querer matarse más que con pasión desenfrenada y, como pasa con cualquier canción de este género, con una música monótona. Como quince minutos iguales que hacen que este tema me haga transitar por deja-vús constantes.  Sin más, la letra:

Mujer yo te amo
quiero que vuelvas a mi lado
y por favor no tengas miedo
porque los dos nos queremos.

Y este amor que compartimos
es bello y es tan lindo
y por favor no tengas miedo
porque los dos nos queremos.

Sin querer me enarmoré, me ilusioné
ese corazon no romperé, lo cuidaré
lo protegeré, mi amor te quiero a ti.


    No, no, no, no. Me niego a creer que un tipo que haya hecho esto, cuando le preguntan de qué trabajás, responda "soy músico". ¡¡¿¿Alguien es conciente de que este tipo puede andar diciendo por la vida que vive de la música??!! ¡Es músico! Igual que Hendrix, Morrison, George Harrison, Angus Young y la mona Giménez. Hay que inventar nuevas palabras, che, no puede ser que  esos monstruos, astros de la música, trabajen de lo mismo que el McCaco o La Champions Liga.


    Metiéndome en la letra voy a decir unas pocas cosas porque la verdad no la quiero leer muchas veces, voy a terminar aprendiéndomela y canténdola en el bondi cuando viajo sólo. La encuentro, a parte de extremadamente básica, un poco incoherente: al principio el tipo dice que la ama y que quiere que vuelva a su lado - o sea, que la minita lo dejó ya sea por goma, por boludo (me inclino por esta si es que se mueve por la vida de la misma manera con que escribe canciones) por impotente, o por lo que se imaginen-. Pero después afirma que comparten un amor, ¿o sea que volvieron? Y en la última estrofa, remata narrando cómo se enamoró -sin querer- y prometiendo que el corazón de la chica en cuestión no lo va a romper y que lo va a cuidar, que lo protegerá. Entonces tenemos: yo la amo, la mina me dejó, nos tenemos los dos y yo le declaro mi amor. ¿Cómo fue la historia? ¿Por qué habían terminado? ¿En qué momento volvieron? ¿Apenas terminó de escribir la primera estrofa? Y otra cosa para pensar: Escribió once versos nada más y repitió: "no tengas miedo" Si tenés que aclarar tanto eso, por algo es y la pregunta es: ¡¿Miedo a qué!? ¡Juguemos con las cartas sobre la mesa! Y no repitamos versos que ya de por sí la canción es horrible, pensala dos minutos más y escribite otro renglón, acordate que vivís de esto, de la música, como Steve Ray Vaughan.


    Este tema, como todos los de reggaeton me atrevería a decir, es imposible que suene en un auto en invierno. Es común ver, en pleno verano o primavera, una manada de jóvenes con su Fiat Uno rojo, dos puertas, todo abierto, en la puerta de la casa de alguno de ellos, tomándose unas cervecitas y cantando a la par del parlante al mango "Mujer yo te amo". Pero cantarlo desafordamente en invierno o en otoño está fuera de contexto. Y no acepto discusión al respecto.

Su florcita

    Vamos con una cumbia ahora, de unos cuatro o cinco años, no sé. Este tema, en la letra, me parece bueno. Narra la historia de una niña de 12 años a la que encuentran en un gran descampado muerta y al parecer está bastante demacrada. Lo malo y en lo que pifian de manera alevosa, es que el ritmo de la canción es muy carnavalezco. El ritmo es el que marca la canción, sin lugar a dudas. No se puede hacer un tema así, tan drámatico, con ese ritmo que obliga a cantarla con el clásico pasito de cumbia y sonrisa en la cara. ¡Y mucho más la pifian los DJ que la pasan en los boliches!

Tan bonita, tan chiquita // Tan llena, de sonrisa // Perfumada flor // Que crecía.

Doce años cumplía // De la escuela, // No volvía // Preocupada se le ve a mamá.
 

Cuatro horas, se demora // ¿Que pasó? ¿Por qué lloras? // Dijo una mujer, // Y luego la abrazaba.
 

De repente // Suena fuerte // El teléfono y quien atiende // La mamá // Secándose las lágrimas.
 

Tu florcita // La encontraron // En un gran descampado // Su madre grita sin compasión // Sin vida, estaba // Tirada, golpeada // ¿Por qué? ¿Quién fue?
 

Como es que matan // A una niña tan pequeña // Solo tenía doce años // Toda una vida por vivir...

    La parte cúlmine, el éxtasis del tema, está en: "Tirada, golpeada, por quéeeeeeeeeeeee, quién fueeeeeeeeeee...". Todos con una sonrisa en la cara, bailando, brazos al aire que van y vienen, gente danzando en pareja, un goma susurrandole la canción al oído a una fémina. ¡¡¡LA VIOLARON LOCO!!! ¿Por qué las sonrisas y la alegría? ¡La madre grita sin compasión, che! ¡Seamos respetuosos! Cuando Evita vivía estas cosas no pasaban, viejo...

    Y me despido con....

Rakata


    Tema viejito ya pero no por eso dejaré de hacerle mención en este rápido recorrido. Control + v, si sos tan amable, copiame esta hermosa canción.

Salte…
si no estas bailando con ella salte...
si no estas perreando con ella salte...
si no estas bailando con ella salte...
para hacerle...


    Interrumpo: ¡volvió el "perreando"! Pero qué bello y lindo es el reggaeton y sus múltiples conceptos. Cómo puede ser que recién ahora que estoy leyendo las letras me doy cuenta de estas cosas, la puta madre, lo que me perdía. En este pequeño fragmento sólo puedo decir una cosa: durante mucho tiempo pensé que el "salte" era una muestra más de las incoherencias del reggaeton. Pensé que el "salte", era del verbo saltar -que él salte- y no del verbo "salir" -tú salte-. Y hasta creía ver a las personas haciendo una especie de salto como parte del pasito, como en todos los temas en los que anuncian los moviemientos que debe hacer quien baila. Obviaba en esos momentos que el reggaeton se mueve dentro del "tu" latinoide y no con el vos argento.

Rakata, rakata,
si se me pega voy a darle,
rakata, rakata,
esta noche quiero hacerle,
rakata, rakata.


    Esto, sencillamente, es glorioso. "Si no estás con ella para hacerle.......rakata". RAKATA. Por el amor de dios, ¡coger! Sexo, 'coito', 'tener relaciones', hasta te acepto la gilada del "hacer el amor". ¿Pero rakatá?  Y qué es eso de "si se me pega voy a darle". ¡Dale igual, no metas condiciones! Rakatá...por favor...quiero creer que Victor Hugo Morales y "la radio ratatatá" de Los Redondos no tiene nada que ver con esto.

Le gusta que Wisin la agarre por el pelo, gritalo!
(papi dame lo que quiero!)
  // ¿Hace falta meter a los padres cuando se está "rakateando"? Teléfono para Edipo...
sienta la pasión del callejero, gritalo! // La pasión del 'callejero'...buah...
(papi deme lo que quiero!)
biscochito dame un beso con sabor a caramelo, gritalo!
// La frase goma, infaltable.
(papi dame lo que quiero!)
cielo, ha ese trago le falta hielo, gritalo!
// Rimar cielo con hielo, ¡pero qué sencilla es la genialidad!
¿Qué carajo tiene que ver con el tema? ¿En qué momento de la canción se da a entender que los protagonistas están tomando algo como para decir que "le falta hielo"? Coherencia, muchachos, coherencia. Si no se estaba tomando nada, simplemente rakateaban, no hace falta hielo, no vayas a la YPF en busca de rolito.

    Y así, sin más, me retiro. Creo que lo hice muy largo y nadie va a llegar a leer este final. No obstante, voy a decir una última cosa: de leer tanta letra  reggaetonística, entiendo -como si tuviera alguna duda- por qué nos tenemos que embriagar cuando vamos a un boliche. Esta música, sobrio, no es tolerable.

domingo, 10 de julio de 2011

De a dos

Está por empezar un partido que me va a tener como actor, bajo la cabeza y digo: "tengo que comprarme botines".  Y sí, es inevitable. La media blanca asoma desde un agujero en la punta de mi negro botín derecho y hace un contraste de colores que se nota a la distancia del malestar físico del clazado para que algunos empiecen gritarle "croto" a quien escribe. Lo raro, para el que no me conoce, es que soy zurdo. Sí, futbolísticamente también soy zurdo. ¿Por qué se me rompe el botín derecho con el cual casi ni pateo? Es una de las grandes incógnitas del universo que algún día se habrá preguntado hasta el mismísimo Bob Marely en alguno de sus picaditos. Pero no me quiero dedicar a esa reflexión. La cuestión es la siguiente: mi botín derecho está bastante deteriorado pero el izquierdo está ileso. Entonces: ¿Por qué mierda me tengo que comprar un par de botines si necesito uno sólo? Bueno, debo admitir que este asunto me tiene a maltraer y lo pensé en los últimos dos viajes de colectivos que hice, además de haber pensado en salvar a la humanidad con mis super poderes todavía ocultos porque para llegar a ser un Superman primero hay que ser un Clark Kent y para llegar a ser un Clark Kent (mismas iniciales que Cristina Kirchner, seguramente si se inventaba en estas épocas ese comic hubiesen dicho que el gobierno está metido en todos lados y que ya no hay libertades) primero hay que ser periodista; bueno, calma, estoy estudiando para eso, cuando me reciba, salvaré a la humanidad. Retomo: tengo que comprarme botines. Plural. No singular. No puedo comprarme sólo el derecho. Tengo que comprarme dos. ¿Por qué? Porque los venden así. ¿Por qué? Encuentro razones económicas, políticas y sentimentales. Asumo que las primeras dos razones no les interesan demasiado pero voy a hacer un breve comentario igual -porque no me pueden detener cuando estoy escrbiendo, esto no es como estar hablando visteS-: los productores de botines ponen en el mercado sus productos de a pares simplemente para vender más. No es lo mismo vender de a uno que de a dos. Y toda cuestión económica tiene un aparato político que lo respalda sin el cual no podría funcionar.

    "Pero, oh, Juan, ¿qué has fumado para decir que hay razones sentimentales para vender botines?". Bueno, queridos y queridas (o como veo que se escribe ahora en las redes sociales "queridxs"), no fumé nada. El asunto está más claro que el agua. Bueno, depende que agua. Esa frase es tramposa. Seré más específico: está más claro que el agua de manantial que algunos se la adueñan cuando baja de la montaña y la embotellan para venderla en todos los comercios del país. Hay una razón sentimental por la cual se venden los botines de a par: sería muy triste verlos solos. Este mundo individualista está empecinado en mostrarnos pares que triunfan. Pares, no multitudes, a ver si las masas se nos hacen los locos y quieren derribar nuestras instituciones burguesas. Por eso hay  cientos de peliculitas donde una pareja se conoce, se pelea, se reconcilian, se casan y todos felices. Y por eso venden botines de a pares. Bien podrían ustedes preguntarme "¿y por qué no venden todo de a par entonces?". Pero no, estimados. No funciona así la cosa porque si todo viniese en conjunto se alimenta en la conciencia una vida colectiva, y eso es lo que menos quieren las cabezas burguesas. Te ofrezco de a par...pero algunas cosas nada más, con moderación.

    Además, observo un casamiento entre los botines izquierdo y derecho. Empieza cuando uno los compra. Los ve nuevos, radiantes, saludables, con lindo aroma, son el uno para el otro. Con el correr del tiempo y del uso, la relación se va desgastando hasta caer en el fin, cuando alguno de los dos no da más. Se ponen viejos, uno ya no los cuida, no les da importancia, tienen feo olor, se rompen. Un claro casamiento.

    Lo cierto es que nada va a cambiar. El lunes iré a comprarme botines, en plural, a pesar de lo intacto que esté el izquierdo y daré inicio a un nuevo casamiento. ¿Alguien viene a tirar arroz?

miércoles, 29 de junio de 2011

No hay nada

No hay nada más racista que tener un amigo negro.
No hay nada más anarco que tener unas zapatillas Nike.
No hay nada más burgués que el socialismo.
No hay nada más gorila que calificarse de progre.

No hay nada más marxista que ser de San Lorenzo y querer volver a Boedo.
No hay nada más contradictorio que no votar a Filmus porque representa al peronismo y votarlo a Pino.
No hay nada más peronista que el apellido Feinmann.

No hay bebida más burguesa que el frizzé.
No hay bebida más marxista que la cerveza.
No hay bebida más perónica que el ferne'.
No hay bebida más berreta que la flamante Dos Tonos.

No hay nada más goma que un mensajito a las diez de la mañana que diga "Buen día mi amor".
No hay nada más molesto que los mensajitos con promociones de Claro.
No hay nada más odioso que los mensajitos que dicen solamente "cómo andás?".

No hay nombre de banda más copado que La Champions Liga (¡cuack!).
No hay nada más incomprensible como las letras del Indio.
No hay banda más careta que aquella que tiene un CD titulado "Grande éxitos".
No hay peor músico que aquel que abandona su status para hacerse el poeta (medio intricado lo escribí, pero era para pegarle a Calamaro).

No hay nada más idiota que mi persona.
No hay nada en este blog que no hayas leído antes.
No hay nada que escribir por eso hago esto.


(Si le ponen dos acordes en una guitarrita criolla, les queda un hitazo de Arjona.)

sábado, 4 de junio de 2011

Mi historia del pelo

Todo empieza un tiempo atrás, antes de pisar ese lugar comercial con pelos en el piso -¿se imaginan entrar a un supermercado y ver pelos tirados por cualquier parte? Todos se escandalizarían. Pero a los peluqueros no les decimos nada, ni mu. Gozan de una inmunidad unánime por parte de nosotros, la sociedad: ¿por qué somos tan estrictos para reclamarle limpieza a un supermercado coreano y tan suaves para con una peluquería?-. Desde antes de tener que ir a ese lugar ya siento que el mundo se viene abajo. Es en aquel instante en el que salgo de bañarme, me miro en el espejo del baño y me digo: "uh, la concha de la lora, tengo que ir a la peluquería". Sí, lo digo con una puteada adelante porque no me gusta un carajo tener que ir ahí. Después de ese primer momento en que advierto la necesidad de cortarme el pelo al notar que tengo que peinármelo porque si no en el bondi me van a mirar raro esos viejos que de igual manera van a encontrar algo malo en mí para criticarme, pasan un par de semanas hasta que finalmente junto el coraje necesario para ir. Es un proceso complicado: primero tengo que aceptar que tengo que ir a la peluquería, después me quejo hasta cansar a todos con frases como "uh la puta madre, tengo el pelo re largo", debo interiorizarme cómo será el encuentro con el sujeto de las tijeras, cómo evitar que el otro diga comentarios sectarios, cómo parecer amable. En síntesis: entra en mi conciencia un proceso cansador, de varios días, hasta que resuelvo dedicarle un día entero para ir a la peluquería. Programo el día alrededor de eso. No es que voy a la peluquería como quien va al kiosko a comprarse un uvasal porque la resaca es atroz. Nada de eso.
    Y finalmente voy. Piso fuerte ese lugar como para marcar presencia. Desde el primer segundo, entran por mis oídos una música que no es mi preferida. Me hago el sordo para no generar una trifulca al cuete y avanzo hacia la muchacha que hace las veces de recepcionista -lindo laburo pegó eh; atiende el teléfono que no suena casi nunca, saluda a la gente con una fasla alegría y nada más-. Me anuncio con una frase un poco extraña: "¿hay mucha gente para cortarse el pelo?". Yo sé que del otro lado del mostrador la mina pensó "y...¡¿no sabés contar, pelotudo?!" pero igualmente ya empieza el caretismo y me responde con una sonrisa en la cara "no no, tomá asiento que en un rato te atienden". ¡¡ME ATIENDEN!! Geniaaaal. Uno fue a cortarse el pelo nada más y ya lo hacen sentir como si estuviera en un quirófano. Acato la orden y tomo asiento. Saludo silenciosamente con la cabeza al peluquero que está atendiendo a otra persona. Seguro pensó "uh cayó este pelotudo que me viene cada tres meses" -nótese que el "uh" es vital para expresar el sentimiento de queja desde mi percepción-. La chica que me trató con una dudosa amabilidad se me acerca y me dice "¿querés que te laven el pelo?". Acepto la oferta. Me hacen subir por una angosta escalerita, me sientan, me ponen una toalla en los hombros, me reclinan la cabeza y una señorita me lava el pelo. Menos mal que es una mujer quien hace este procedimiento porque de lo contrario me sentiría muy poco hombre -y ustedes tendrían una historia más interesante para leer-. Me seco mis cabellos largos, me miro en uno de los espejos que hay por ahí -los hay por todos lados, qué narcisistas- y me retracto de haber pisado la peluquería. Pienso en escapar y quedarme con mi abundante cabellera. Inmediatamente me acobardo y bajo la escalerita angosta para dar encuentro con el peluquero.
    "¿Qué hacés, master? ¿Cómo andás?" me saluda el muchacho de las tijeras quien además es el dueño del negocio. (Entiendo su amable caretismo: el tipo tiene que vender; si no es así, se piensa que las personas no le van a volver. Renuncia a su sinceridad en pos de mejorar su empresa. Una triste realidad del capitalismo que nos envuelve.) Luego del saludo, me siento -sí, porque te viven sentando en ese lugar...¿no te pueden cortar el pelo parado? Alimentan un mundo sedentario...-, me coloca esa extraña capa que no me hace sentir como Batman pero me da seguridad ante los pelos que vuelan para todos lados y comienza con su trabajo. Sería feliz si el peluquero fuese mudo y sólo se limitara a cortarme el pelo. Pero no lo es. Y para peor, se pone a hablar de temas globales -es entendible, con un desconocido no te vas a poner a hablar de la familia-. Me dice que siempre se olvida lo que estoy estudiando, así que siempre le tengo que contar eso. Lejos de callar, sigue indagando: "ah, ¿y? ¿Te gusta lo que estás estudiando? Yo creo que es importante estar informado". Nunca le pedí su opinión. Respondo secamente como para no seguir la charla. Insiste para sacarme algún tipo de conversación y trae a colación una noticia que vio a la mañana: "¿Viste que hoy mataron a una mina? Nueve puñaladas y le robaron después. Estamos todos locos, viejo...no se puede vivr en paz ya. Yo, si tuviera el poder, mataría a todos estos negros de mierda". ¡Ja! ¡Qué buena onda! Primero que su solución al problema es lo mismo de lo que se queja, es decir, la solución al problema de la violencia es más violencia, interesante el razonamiento del jóven manos de tijeras. Y además agrega "a estos negros de mierda". Apenas termina su hermosa frase remata con un: "Pero no a los negros de piel eh...a los negros de alma". ¡Biuuuutifuuuul! ¡El alma al parecer tiene colores que denotan la bondad de las personas! ¿De dónde habrá surgido la idea de que 'lo blanco' es bueno? Ante tales dichos yo, obviamente, callé. Y sí: no me le iba a hacer el loco a un tipo que está a mis espaldas con instrumentos filosos en sus manos y que pregona la violencia. Creo que entendió que mi silencio significaba que no estaba de acuerdo. Milagrosamente, se escucha de fondo You shook me all night long de ACDC y digo "uf, qué temazo" como para no seguir ahondando en un terreno en el que nunca nos ibamos a poner de acuerdo. Me responde: "See, ACDC es una de las mejores bandas de rock...". ¡No me jodas! Y después retoma: "Este tema la rompe...Back in black". Pifió. Me hago el boludo y le digo: "Me parece que es otro...", mientras se escucha el estribillo "yeah iuuuu, shuc mi oooool naaaaait looooong....". La charla toma rumbo inesperado hacía dos minutos atrás. La música une diferencias. Nos ponemos a hablar del recital del 2009 en River. Por más que haya pifiado, el tipo demuestra saber de música. Habla de Hendrix, The Doors, Zeppelin y pasa al nacional con Riff, Divididos y Rata Blanca. Se emociona. Veo en el espejo cómo revolea sus manos, con un peine y una tijera en cada una de ellas, pienso en que no me corte la oreja mientras hace esos movimientos raros en los que imita estar tocando una guitarra imaginaria en donde la tijera cumple el rol de púa. Por primera vez en mi estadía en la peluquería sonrío verdaderamente, sin caretismos.
    Finaliza el corte. Pago, saludo y me retiro. Al final, no era tan grave ir a la peluquería.


    (Doblo la esquina y una ráfaga de viento golpea mi cara: "Qué frío que tengo la puta madre, ¿por qué mierda me corté el pelo y le pagué a un racista para que lo haga? No debe existir persona más idiota que yo".)

No se nace peluquero

Me resultan extrañas aquellas personas que dicen haber nacido para desempeñar su vocación. Escuché a periodistas, ingenieros, abogados, vendedores, barrabravas -no se rían, es un trabajo- que dicen haber nacido para llevar adelante lo que es su rol en la sociedad. ¿Pero escucharon a alguien decir: "Y...peluquero se nace, se lleva en la sangre loco"?
    ¿En qué piensa una persona cuando se decide a ser estilista -qué dirán los estilistas del lenguaje al notar que los peluqueros se adueñaron de esa palabra...-? Dudo que si a algún nene de 8 a 10 años le preguntáramos qué querés ser cuando seas grande, respondiera con énfasis "quiero ser peluquero".
    ¿Cuáles son las ventajas? ¿Tener shampooes gratis?  ¿Tener un conocimiento ilimitado sobre los tratamientos capilares para que las propagandas en donde posa Caruso Lombardi no nos engañen? Además, es un trabajo muy tedioso. Hay que pensar que el muchacho está todo el día con las tijeras, hablando con gente relativamente desconocida sobre asuntos triviales, tratando de ser simpático, mientras está todo el tiempo de cara al espejo. Yo con suerte veo mi cara en el espejo una vez a la mañana y el horror me dura hasta la noche.
    Como si esto fuera poco, ¡tienen que estudiar! No es que te alquilás un localcito y listo, sos Giordano. ¡¡NO!! ¡No es como tener un kioskito! Tenés que estudiar, practicar, ir unos meses a un cursito...no es joda eh. ¿Qué materias estudiarán? ¿Historia del Pelo I: Peinados en la Revolución Francesa? ¿Conversaciones con los clientes II? ¿Perspectivas históricas de la permanente: desde Daiana Roz a 'Pipo' Gorosito? En el acto de entrega de títulos, ¿alguien dirá un discurso? ¿Habrá revolucionarios dentro de la facultad de la peluquería? "Te dejo un volante invitándote a la marcha de la Agrupación Pibe Valderrama, estamos criticando las técnicas de Pantene porque el uso de su acondicionador no deja los rulos definidos...". Otros revolucionarios posiblemente estén en contra de las charlas cotidianas que ellos brindan: "¡Digámosle NO a las conversaciones sobre el clima! ¡¡Qué el día siempre esté lindo, carajo!!".
    Pero vuelvo: ¿Qué es lo que decide a un sujeto a hacerse peluquero? Y pienso en una hipótesis: el tipo termina la secundaria a los 17-18 años, no quiere trabajar de una ni tampoco estudiar un profesorado o una licenciatura porque "es una bocha" entonces se mete a a hacer el cursito de peluquero. Cuando quiere darse cuenta está bancando a una flia con cuatro críos y es dueño de sus propios shampooes en su local que mantiene hace veinte años en el barrio que lo vio nacer, cortándole el pelo a la misma gente y hablando siempre sobre las mismas cosas. ¿Será feliz una persona así?
    Me sigo haciendo preguntas: ¿Quién habrá sido la primera persona que pensó "Ja, cómo los voy a cagar a todos...voy a vivir de cortarle el pelo a la gente..."?
    Solamente encuentro una certeza: Los peluqueros no le aportan nada a la humanidad. Únicamente brindan un servicio donde venden una estética que no todos pueden tener; sólo aquellas personas que fueron beneficiadas por la genética logran adquirir cierto status dentro de lo bello. ¿O vos creés que por tener el peinadito de Cristiano Ronaldo vas a jugar como él o a tener los billetes o mujeres que tiene él? Los peluqueros existen porque está en el aire la falsa esperanza de adquirir belleza con un simple corte de pelo.

   
    El líder es bueno, el líder es bello -¿porque tiene un lindo peinadete?- no hay voluntad, olvidate de ello.

jueves, 19 de mayo de 2011

Frases hechas y cachos de lona

En este mundo capitalista las personas se ven obligadas a trabajar para poder sobrevivir, por lo tanto hacen cualquier cosa con tal de percibir algun beneficio económico. Hay sicarios, policías corruptos, empresarios de la salud, narcotraficantes, empresarios de la educación, periodistas amarillos, empresarios imperialistas, profesores ignorantes, chorros, gente que lucra con la música, el cine o la literatura, militares, personas que lucran con la sexualidad, gente que te envenena vendiendo saladix vencidas, empresarios, etc. Pero hay una ocupación que supera a todas las nombradas en este ranking que da cuenta de la decadencia humana. Sinceramente: ¿Hay algo peor que lucrar vendiendo pasacalles? Y no hago mención a aquellos que venden decodificadores truchos que a mi entender son justicieros sociales por estafar a mega-empresas. Me refiero a aquellos que por su llamésomle 'gomitud' son totalmente detestables. Hacen que una persona que viaja normalmente en el colectivo, pensando, tal vez, en cómo solucionar los problemas del capitalismo, se tenga que asquear con frases como:

"No pienses que te amo porque te amo más de lo que pensás". (A este lo mando al frente: está colgado en Av. Boedo y Pavón; ojalá lea esto porque paso todos los días por ahí y da nauseas. ¡¡¡PATRI NO VA A VOLVER CON VOS POR ESE CARTELITO!!!)
"No se hacia donde vamos, solo se que quiero ir contigo. Te amo MUCHO."
"Te amo con todo mi corazón. Sos única (inserte nombre de persona)"
"Como quieres que te olvide si al empezar a olvidarte me olvido del olvido y empiezo a recordarte."

Y un conjunto innumerable de frases hechas que intentan generar una reacción agradable en la persona a la que se dirigen. Intentan. INTENTAN. Dudo muchísimo que lo logren.

No conozco a nadie que se haya visto motivado a colgar un cartel de este tipo, por lo que no puedo relatar historias verídicas. Entonces, imaginemos:

Imaginemos que un flaco, desesperado porque su novia lo dejó, ve, al pasar por Dean Funes y Chiclana (chivos gratis, ¡esto es socialismo!), que hay un local en donde hacen estos cartelitos re tiernitos. Pasa, pregunta, pide presupuesto, contrata y se va feliz pensando, tal vez, que "con esto la tengo muerta". Sí, del susto. ¿Qué pasa por la cabeza de este muchacho para hacer semejante acto? Descartemos echarle la culpa a Hollywood porque, que yo recuerde, ningun Ricardo Gere o Jorge Clooney hizo algo semejante para conquistar a alguna Julia Roberts. Así que, milagrosamente, los yankis zafan de mi dedo acusador. Esto es un invento meramente argentino del cual no se hace mención en el tema del pelado-careta La argentinidad al palo. Y acá me detengo: ¿Por qué discriminamos lo que creamos? Pensé que ese tema hablaba enteramente de las costumbres y los inventos argentinos, tanto de los buenos como de los malos. Y entonces...¿por qué se pasa por alto un tema tan importante como declaraciones de amor por medio de un cartel? En una sociedad tan fría como es esta de la hiper-comunicación informática que una carita con cachetes rojos significa que alguien en alguna parte pensó que un comentario le resultó vergonzoso -o pensó "uh qué boludez, bueno yo le mando esta carita para que no rompa las pelotas"-, no se debería obviar (como se hace en el tema del pelado-careta) que una persona pasó por alto todas las barreras que lo invitan a reprimirse y pudo imponer un grito de amor para que lo lea toda la sociedad. Todo el barrio. "Ma' sí, que se enteren todos carajo". Error. Grave error, mi estimado enamorado. No mediste las consecuencias de tus actos. Es hora de ponernos en el lado de la chica que lee este cartel:

Patri (tomemos el nombre que se esboza en dicho pasacalle de Boedo) se levanta, abre las ventanas de su dormitorio y ve: "No pienses que te amo porque te amo más de lo que pensás", con muchos corazones que decoran el mensaje. Reacciones posibles:
a) "Ay no lo puedo creer, es un amor, es el más tierno. Lo voy a llamar para agradecerle y solucionar todo".
b) "Es un lindo gesto. Voy a llamarlo para hablar."
c) "Bua, ¡¿este tipo quiere volver conmigo y lo primero que hace es colgar un cartelito?! Encima le pone mi nombre, es un boludo. Me va a joder medio mundo ahora. Lo voy a llamar para mandarlo a la mierda".

En el primer caso tenemos una reacción de una persona que también pudo abstaerse del mundo frío en el que vivimos y todavía cree en el amor como algo eterno entonces tiene la capacidad de perdonar cualquier cosa ante una mínima demostración de amor. Tanto el goma que le cuelga el cartel, como la goma que lo acepta, se merecen mutuamente.

Por otro lado, en la segunda reacción posible, estamos frente a una persona que actúa entre los límetes de la racionalidad y la emotividad. Se conmueve un poco al ver el cartel y llama para después hablarlo racionalmente con el ideólogo del mismo. Puede que el goma triunfe si es que logra persuadir a la muchacha en ese encuentro y así, el cartel haya logrado su cometido.

En el último caso se encuentra lo que yo llamo una persona inteligente. Sí, es como mi carta de presentación para conocer a alguien: "Hola, soy Juan, estudio comunicación, me gustan los redondos y considero que toda persona  inteligente es aquella que logra asquearse ante los pascalles amorosos". La mujer racional desacredita inmediatamente la validez de ese cartel, llama al goma, lo caga a puteadas y para colmo, éste se queda con tono lastimero del otro lado del teléfono diciendo y repitiendo cual lorito "lo hice porque yo te amo".


El amor es la base de una sociedad feliz. Basta con viajar en un colectivo para ver que esta sociedad no es feliz; entonces, si usted es una persona considerada, que piensa en el resto, por favor: no cuelgue pasacalles amorosos o reconciliatorios. Los infelices tenemos que pasar, leerlos, asquearnos y escribir al respecto. Señores, ninguna dama va a volver a sus brazos con una frase hecha escrita con muchos corazones en un pedazo de lona rota. Y si la dama ya está en sus brazos, no embarre la situación colgando uno de estos carteles. Mida sus consecuencias. Sea prudente y considere al de al lado. Del amor al odio hay un sólo paso, dicen. Ese paso puede ser un pasacalle.






Bonus:

No sólo hay personas que los cuelgan, sino que además ¡¡se muestran orgullosos!! Un aplauso para Facundo Toro y su tema Pasacalles de amor: Voy a llenaaaaaaaar...voy a llenar de pasacalles la ciudaaaaaaad...

(http://www.youtube.com/watch?v=vABV_3fisII El tema empieza en el minuto 3 más o menos para quien esté muy al pedo y quiera escucharlo.)


Un pasacalle dirá:
"Es tuyo mi corazón"
en cambio el otro dirá
"Te quiero más que a la flor".






¡Poeta argento, carajo! ¡Aguante Facundo Toro!

miércoles, 18 de mayo de 2011

Burguesía - Los prolitos


Nadie puede hablar enserio de algo así  
no me digan, que no hay explotación
plusvalía, proletarios,
mercancía, no hay derechos.

Ocho horas, no hay descanso
El salario es una mierda 
Yo quiero renunciar.
"No, no puedo" es lo que digo
y así sigo,
laburando.

Y pienso: "Burguesía...
es la burguesía,
se apropia el objeto..."
Y dije "Es la clase alta
la que me esclaviza...".
Eso me alarma.

Poderosa hegemonía
que marca la ideología
de nuestra sociedad.
El Estado es un arma
que reprime al proletario.
      
Una noche de cervezas
que golpean la cabeza:
es Quilmes IMPERIAL
Ese nombre es inaudito
el imperio es de los yankis

Y pienso... (vamo' todo' los proleeeeeeees e intelectuales de izquierda, cheee)

"Burguesía...
es la burguesía,
se apropia el objeto..."
Y dije "Es la clase alta,
la que nos domina..."

"Burguesía...
es la burguesía...
se apropia el objeto..."
y dije: "La cara de Ronald (McDonald)
yo sólo deseo...
poder quemarla".

(Cuando digo que estoy estudiando no me crean. En realidad, hago cosas como esta.)

viernes, 13 de mayo de 2011

"¿Qué gusto tiene la sal...adix?" Parte II

"Lo prometido es deuda" dijo un pequebú cuando mandaba a sus matones a torturar a aquel hombre que le debía 50 mangos por una apuesta contraída días antes, y por eso me veo obligado a escribir la segunda parte de esta intoxicada historia que nada tiene que ver con el aclamado compositor de Está saliendo el sol.

Como había dicho, la noche anterior no pude dormir bien por esas dificultades estomacales. La mañana siguiente, no iba a empezar de la mejor manera. Eran las 9 cuando sonó mi despertador y, junto con él, mi estómago. No fue tan larga la corrida al baño dada la escasa distancia que me separa del mismo, pero la estadía en ese lugar sí lo fue al punto de preocupar a mi madre que, del otro lado de la puerta, me gritaba: "¡Vamos a hacerle un juicio a ese chino del orto!". Yo, que no quería discutir con mi cuerpo y con mi madre a la vez, hice silencio. Cuando todo parecía indicar que me quedaría a vivir en ese lugar de la casa y cuando ya pensaba en traerme algun libro para entretenerme, mi sistema digestivo se apiadó de mi. Pude desayunar con tranquilidad y partir rumbo a la facultad aquel martes de abril -posta che, devuélvanselo a Sabina que ya me está pudriendo...pago rescate en caso de ser necesario-. Y acá hay que destacar algo: los martes es el único día de la semana que voy cuatro horas seguidas a la facultad -ahora me deben estar odiando porque deben estar pensando que no hago un carajo de mi vida...probablemente tengan razón- por ende si fuera decisión mía elegir cuándo quiero intoxicarme nunca optaría por esta fecha. Pero así lo quiso el Destino mientras se tomaba unos mates con la Lógica y hay que aceptarlo. Fui en colectivo como todas las mañanas y como todas las mañanas caminé esas cinco -o seis qué se yo- cuadras que separan la parada de la facultad -crease o no, esas cuadras a esa hora de la mañana me cuestan más que pelearme con Claro para que me devuelvan la señal cuando cruzo la Av. Independencia-, pero a diferencia de otros días esas cuadras las caminé con el mayor de los retorcijones mientras pensaba "ya se me va a pasar, debe ser el frío este de mierda".

La situación no mejoró cuando llegué a la facultad al darme cuenta que estaba un poco retrasado, por lo que esa puta clase en la que van como 300 personas -no exagero- tenía un aula que desbordaba y no me quedaba otra que sentarme, como la semana pasada, en el piso. La experiencia de tomar apuntes desde el piso no había sido buena para mi columna, por lo tanto ya entendía que ese día no era uno de los más agradables de mi vida. Finalizada esas eternas dos horas de clase que escuché desde el piso, me paré y me sumé en una fila de gente que se retiraba hacia el pasillo y luego a la calle, para dirigirme a aquel kiosko que el día anterior a la noche estaba cerrado y que me había obligado a ir al famoso chino-intoxicante. Para fortuna mía y desgracia del oriental que así perdía una venta segura, estaba abierto y me pedí un pebete y un agua -el estómago no daba para milanesas, vio-. Nuevamente fui rumbo a la facultad para sentarme y comer. Al subir las escaleras empezó la pesadilla. La situación era irremontable. Todo se volvió negro. (Si fuera una película es el momento en el que se pone la música de Kill Bill). El fuego recorría mi estómago. Ardían mis entrañas. Cito a un tenista: ¡¡Qué mal la estoy pasando!!. Y ahora a un filósofo contemporáneo: Puede ser que otra vez no sea cierto, pero siento como el fuego me quema por dentro. Fuego, fuego, fuego, fuego, fuego, fuego. Bueno creo que entendieron: me sentía mal. No obstante, decidí ir a clase. Sentarme, escuchar, tomar apunte. Pensé que eran tareas que cualquier persona, no importa su estado estomacal, podía hacer. Y claro, me equivocaba.

Apenas el profesor empezó la clase una serie de puntadas se erguían desde el interior de mi estómago, pero no era lo único ni lo peor. Lo más grave era otra cosa. ¿Cómo hacer para escuchar a un tipo que te habla, sin ninguna pasión, sobre la comunicación estadoudinense en los años '50 si te estás cagando? Así es. Me cagaba, señoras y señores. La situación era crítica. Saqué mi celular -que no tiene señal nunca, pero hace las veces de reloj- y vi que todavía faltaba una hora y media para salir de ahí. Pareciera que mi sistema digestivo también se enteró de la lejanía temporal que lo distanciaba de tocar un inodoro y se enojó, sacando fuerza con nuevas puntadas. (Los instentinos tienen su lado revolucionario: al enojarse, se rebelan contra el estómago que vendría a constituir el poder que los envuelve, sacan sus espadas y empiezan a darle sin piedad. Ante tales espadazos, el estómago se defiende con el escudo que brinda el ano que no permite la fuga de los sublevados. Pero, de tanta espada que empuja, llega la victoria de parte de los instentinos y, con ella, logran que los sublevados vean la luz de la vida al ser expulsados de ese oscuro mundo dominado por el ácido clorhídrico.)
El profesor seguía hablando. Alguien intervino y preguntó una cosa que nada tenía que ver con el texto en cuestión. Yo me cagaba y ya no podía acomodarme en la silla. Hay chistes, la clase se dispersa, se va por las ramas, todos ríen. Todos ríen, menos el que se caga. Están todos relajados y felices, yo me quería matar. Vuelve la calma en el curso. El profesor lee un párrafo y lo analiza. Todos toman apunte. Yo no me puedo acomodar en la silla. El profesor ve la hora -él tiene reloj y seguro tiene un celular con señal en todos lados- y dice "buenos, nos tomamos un descansito de 10 minutos y después seguimos". La gente empieza a pararse, a sacar cigarrillos, a hacer comentarios sobre los chistes del profesor. Yo guardo todo, me paro y me voy sin cruzar miradas con nadie.

Antes de bajar por la escalera, veo el baño: "¿entro o me voy a cagar tranquilo en mi casa? Entro". No hay papel. Ante tal situación, el culo se desespera. Lo tenté -ahorrense los chistes- con la posibilidad de un alivio inminente y ahora se iba a tener que bancar media hora más. Bajo dos pisos por escalera, agarro con paso apresurado el pasillo y tomo la calle. Camino por Santiago del Estero en dirección a Independencia y antes de poder ver si venía el 23, viene un taxi. Sí, en dos días le iba a dar de comer al servicio de transporte más facho de la ciudad -buaaa...no voy a mentir, no es la primera vez-. Subo, le digo a dónde voy y corto la charla que el muchacho quería iniciarme. "Pero por favor che... ¡¿no te das cuenta que tenés un pasajero que no puede sentarse bien porque se está cagando?! ¡No se le puede sacar conversación a un tipo así! ¡PIEDAD!".

Estoy por llegar. En el taxi se escucha la radio. Es el programita de Majul que dice: "Los chicos del Pellegrini tendrían que aprender a limpiarse el culo antes de tomar el colegio. Sí, sí. ¡Aprendan a limpiarse el culo!". Mi estómago, que ya había dado muestras de saber leer la hora, ahora me enseñaba que entendía perfectamente el castellano porque al escuchar los groseros comentarios de ese pseudo-periodista, una flatulencia se hacía presente en el interior del taxi. Vergüenza es la palabra indicada para describir lo que sentía quien les escribe. Todo culpa de Majul que con su tono de voz me hacía retorcer el estómago más y más, y con ese desafortunado comentario, me hizo acordar que me estaba cagando.

Llegué. Subí rápido la escalera de mi casa y fui al baño. "Aaaaaahhhhh". Nueva sensación: alivio. Salgo del baño y ante la extraña mirada de mi perro, que me esperaba del otro lado, digo: "son unos días de mierda, Chester".



PD: Va a pasar un largo rato para que vuelva a comprar una Saladix.

PD2: Ayer pasé de nuevo por el chino ese, y ahora las saladix ¡¡¡las tiene $5,25!!!

jueves, 28 de abril de 2011

"¿Qué gusto tiene la sal...adix?" Parte I

Era una linda noche de Abril -mes que le fue ultrajado a Sabina, así que por favor si alguien lo tiene devuélvaselo porque lo anda pidiendo todos los días en mi casa cuando mi madre hace las veces de DJ de mi hogar- aquella en la que salí de la clase de Antropología alrededor de las 21 hs. para poder ir camino hacia lo que prometía ser un vibrante partido de fútbol. Ya en la calle, una serie de razonamientos comunes asomaban desde el umbral de mi conciencia: "¿Qué bondi me tengo que tomar para ir hasta allá? Si sabía que de acá me iba directo al partido, ¿por qué mierda no me fijé antes? La puta madre, qué gente inteligente la que lleva una Guía T en la mochila, aunque ahora que lo pienso no sería muy recomendable que me pare en medio de las pintorescas calles de Constitución para fijarme cómo llegar; sería signo de que estoy perdido ('signo'...la puta madre, la semiología me arruinó la cabeza) y cualquiera me puede robar porque, claro, vivimos en el único país en el mundo donde hasta un nene de 12 años te puede robar porque le da al paco (por dios, qué lindas personas las que piensan así, ¿por qué no empiezan por preguntarse 'por qué un nene de 12 años le da al paco'? )...uh, la puta madre, ¿cómo puede ser que esté peleando sólo, con personas imaginarias? La concha de la lora, este debate interno me dio hambre y el kiosko está cerrado". Primer indicio para dar cuenta que no sería una de mis noches más encantadoras.

Doblo a la izquierda por Carlos Calvo, pensando en qué comer para que no me caiga pesado y así poder correr cual Delfo Cabrera. Doblo nuevamente, esta vez a la derecha, y camino sobre San José. A unos veinte metros me topo con un mercadito chino. Según las costumbres burguesas y capitalistas "todo entra por los ojos": yo, como buen rebelde, no me guié por ese saber de la clase hegemónica. ¿Por qué digo esto? Paso a describirles, como puedo, físicamente el lugar en el que habré estado alrededor de 5 minutos: un frente con una reja -típica reja de mercadito chino, pero esta se encontraba en un estado bastante deplorable, oxidada, y con frases o símbolos realizados con alguna llave que fue descascarando la pintura y así, quedar escrito sobre el metal de la propia reja-; a la izquierda un solitario mostrador que, a juzgar por una balanza que se encontraba sobre la izquierda del mismo, hacía las veces de "Fiambrería"; a la derecha, la caja -con una silla blanca de jardín a lo baterista de Oxizakre-, y tres pasillos paralelos en los cuales no me detuve a mirar -solamente entré al del medio, vi que había galletitas dulces - pero puedo decir con certeza que las góndolas estaban bastante vacías y por lo tanto uno puede deducir que es uno de esos chinos a los que uno va en busca de un Branca y solamente hay Capri. Bien. Creo que están en condiciones de poder entender la situación en la que me encontraba (cagado de hambre, sin nada abierto en pleno Constitución, solamente un chino deplorabale -ah, me olvidaba de los pisos sucios y de la poca iluminación que había-, pensando también en cómo llegar a mi siguiente destino y peleándome conmigo mismo sobre la noción de inseguridad bajada por los medios de comunicación que ostentan el poder). A todo esto, en mi exámen del mostrador de la supuesta Fiambrería -además de la balanza, había chorizos colgando, típico de Carnicería/Fiambrería- alcancé a ver unos paquetes de Saladix cómodamente instalados en el frente que decían "vos que vas a ir a jugar un partido y vas a tener que correr, no comas algo dulce, comete esta (epa)". Y así fue cómo, volviendo del pasillo de las galletitas dulces, me detuve frente a las Saladix de jamón, las agarré y pagué los $4,50 que me reclamaba el señor oriental.

Coloco el paquete en la mochila y, caminando por la cada vez más oscura calle San José, doblo en Independencia. Veo un taxi. Lo paro al mismo tiempo que pienso "este hijo de puta me va a cobrar 25 mangos por un camino que es todo derecho, pero bueh...no sé qué carajo tomarme y voy a llegar tarde". Y así fue. Veintecinco mangos para un viaje no muy largo en el cual no crucé palabra con el conductor y sonaban boleros que desconocía -"por lo menos me hubieses puesto 'Minuuuuuuuuuuuutos' así me reía con las letras arjonezcas, loco"-.

Llegué casi media hora antes de que empiece el partido y, como era de esperar, no había nadie. Me siento en una de las sillitas de plástico -lo que me hizo acordar a la sillita del empresario oriental- y me puse a ver un partido -donde también jugaba un muchacho con los ojos rasgados que seguramente habrá tenido como referentes a Oliver Atom y Tom Misaki en su infancia por su manera de jugar- mientras comía las Saladix. La panza me empezó a hacer ruido. Supuse que el estómago me estaba reclamando comida de verdad y no un paquete de Saladix, por lo que entendí que era por el hambre y no por otra cosa. Seguí viendo el partido -golazo del muchachito Oriental que se piensa que es el Correcaminos- y comiendo las saladix para ver si podía aniquilar al hambre. El ruido se hizo cada vez más profundo. Me di cuenta que las saladix tenían un gusto raro, y me dije "estas saladix no están saladas, che". Por lo tanto, me fijo en la parte de abajo del paquete: Consumir preferentemente antes del 23/09/10. "LA CONCHA DE TU MADRE CHINO DE MIERDA!!!! ¡¿Qué me vendiste?!?! No lo puedo creer...la puta madre...igual, no, calma...en esto no tiene mucho que ver el chino, seguro los de Saladix ponen una fecha de vencimiento que no es para que nosotros tengamos que seguir consumiendo otros paquetes...cosas del capitalismo...debe ser eso, pobre chino no tiene nada que ver...además, me dolía la panza desde antes de comer las saladix, así que no deben tener nada que ver las galletitas". Y las seguí comiendo para destapar las mentiras del capitalismo y para defender a los pobres chinos de los mega supermercados imperialisas -"claro, nadie le hace mala fama a Carrefour diciendo que dejan las heladeras prendidas o a Wal Mart...¡Hasta en Los Simpsons atacan al mercadito de Apu diciendo que vende salchichas en mal estado!¡Qué hijos de puta estos yankis, no dejan a nadie laburar en paz! Se la agarran con los chinos porque les quitan clientes al Imperio...qué grande los orientales, ¡cómo cagan el negocio europeo-yanki!"-. Pero llegó el momento en que era ya una situación insoportable. Tuve que ponerme en órbita, dejar estos pensamientos pelotudos, y tirar el paquete -no sin antes ofrecer las galletitas a los recién llegados compañeros de equipo, pero nadie quiso-. Del partido mejor no hacer mención.

Llegué a mi casa y esta parte prefiero obviarla. Se imaginarán que, sin ser carpintero, barnicé el baño. A las 11 de la noche fue el primer llamado y, cuando parecía que todo estaba bien, a las 4 de la mañana nuevamente hubo un retorcijón estomacal.

Continuará...(tengo que hacer una pausa porque son muchos detalles; no es que me la quiero dar de intrigante...además están buenos los "continuará" che! ¡Piensen en Volver al Futuro si no -¡OTRA MÁS! ¡Qué yankis de mierda! El Doc le hace una falsa bomba a los terroristas LIBIOS para que le den plutonio y claro, como ellos son ignorantes, no saben diferenciar una bomba de verdad de una de juguete...me enferman...y miren que esa película la tengo allá arriba...pero la puuuuta...no te dejan pasar una...bueno basta che, estabas cerrando y ya empezaste a irte por cualquier lado-!). Como decía...CONTINUARÁ.

lunes, 11 de abril de 2011

El arte del buen comer

No debo ser ni por casualidad el primero que pone un título ricotero en alguna nota o algo como esto -no sé cómo definir a la sarta de boludeces que escribo-. No obastante me pareció que ''re-iba-boló'' ese título para lo que intentaré pensar: el término 'comer'.

Ya se ha vuelto común que una persona vaya a bailar, se tome algunas copas, baile música monótona y diga casi al finalizar la noche "me comí a Patricia/Evaristo". O más raro aún: que diga que se comió a una persona que no conoce. Que se coma a una persona que conocía podría llegar a ser aceptable. Capaz le tenía bronca, la quería matar y no contento con ello se la comió. Pero, ¿comerse a una persona que no conocés? ¿Eso no es de psicópata-canibal? Claramente no es asi. Estas reflexiones serían válidas si tomaramos el término "comer" como lo que verdaderamente es: Masticar y desmenuzar el alimento en la boca y pasarlo al estómago. Definición que no se conduce con lo que nosotros, la juventud, entendemos por comerse a alguien. Según nosotros, comer vendría a ser la acción de demostrarle amor a una persona que nunca más vamos a ver en la vida.

¿Por qué mezclar la comida con un acto de amor efímero? ¿Acaso el que inventó este raro término andaba por la vida con una gula amorosa? Y otra cosa: el término comer aleja cierto romanticismo que podría haber en ese cruce de labios y lenguas sedientas de pasión. ¿Alguien se puede imaginar a Romeo contándole a sus amigos cómo se "comió" a Julieta? Preguntas varias, certezas nulas.

¿Cómo es que llegamos a naturalizar este concepto? ¿Desde cuándo no nos resulta extraño que alguien nos diga "me comí a ..."? Yo tengo una teoría (tan posible como incomprobable): Situándonos a fines de los 90' y con un plan económico liberalista que devastó al pueblo argentino y dividió a la sociedad entre quienes tenían para hacer casas de oro y tener autos en forma de cohete (a lo Chester J. Lampwick) y quienes no tenían ni para el pan, surge un movimiento social que podríamos denominar "Fiestangas". Este movimiento social abarcaba tanto a personas del grupo social con abultada billetera al que denominaremos "Los Ricarditos Fort" como a los del otro grupo al que llamaremos "Los Rauls Castells". Así, mientras los Ricarditos Fort iban a bailar a lugares ultramodernos con música que ellos suponían mejor que cualquier cosa, los Castells hacían lo propio pero en otros lugares un poco más humildes. Y es en este grupo donde nos centraremos pues serán ellos los que iniciaron este término que hoy admiten todos sin distinción de clase social.

Los Rauls Castells, luego de algunas copas -preferentemente vino Zumuva o, si había nivel, un Michel Torino-, se dirigían con su mambeada conciencia hacia algun lugar bailable. Mientras sonaba de fondo "Triste palomita", el mambeado Castells no podía dejar de alucinar con comerse una rica paloma asesinada previamente con una piedra. En medio de esos razonamientos, al Castells se le acerca una Nina Peloso y comienzan una charla simpaticona. El "Pizza conmigo" que acompañaba este diálogo ayudaba a que el muchacho únicamente piense en comida y así se imagine que con quien estaba hablando era nada más ni nada menos que una grande de muzzarella con palmitos. En este estado de alienación, el Rauls no besa a la Nina sino que se la come. Sus amigos, al escuchar esta anécdota, empiezan a usar el término comer para referirse a lo que hoy significa.

Tontos seríamos si pensaramos que este término fue aceptado unánimemente por todos los "Fiestangas". La realidad marca que los Ricarditos Fort, envidiosos ellos, hicieron una gran campaña en contra del uso de dicho término argumentando simplemente "que era muy grasa". Sin embargo, no pudieron contra el progresivo camino recorrido por el término comer y hoy, varios años después, es aceptado por todas las clases sociales.

Esta es la victoriosa historia de los Castells contra los Ricarditos Fort. Esta es la etimología del término 'comer'. Y este es un idiota que analiza boludeces. Pero para mi es todo un arte. El arte del buen pensar.

¡Bienvenidos!

Dos historias, dos razones

1- En un capítulo de Alf el aclamado Benji Gregory dijo algo que me quedó grabado en la memoria: "Estaba pensando en un tenedor". Sin duda alguna, Benji era un filósofo a su corta edad (siempre serás un niño para nosotros, aunque ahora seguramente le des a la frula) y estaba intentando decirnos algo más que esas meras palabras, incoherentes para el común de las personas.

2- Una persona está cenando una sopa en pleno verano y, dada su escasa voluntad de buscar una cuchara, resuelve tomarla con un tenedor que ya estaba en la mesa. Se le dificulta la tarea pero logra finalizar la cena. El hombre piensa: "el tenedor no es sólo para pinchar".

Así, presento las dos razones (no hay más que dos razones, soy un hombre de pocos pensamientos) que determinaron la existencia de este sitio en el ciberespacio:
1- Si Benji Gregory puede pensar boludeces y expresarlas al mundo entero, ¿qué me detiene a mi?.
2- Si un pajero que no quiere levantarse para buscar una cuchara puede doblegar lo institucionalizado, ¿por qué no repensar todo?

Este sitio intentará pinchar (al respecto: si se dice cucharear, ¿no se debería decir tenedorear?) con un tenedor cosas que no nos detenemos a observar porque ya las aceptamos ¿Objetivo pequeño?Puede ser, pero como diría Razumijin en Crimen y Castigo: sólo mintiendo llegaremos a la verdad.

Salut.-